lunes, 11 de julio de 2016

Memorias de una suicida.

     -podría ser una manera radical de enfrentar los problemas – declaraba el diablillo del hombro- ¿Qué la vida es bella? La tuya dejó de serla hace mucho tiempo.
Dicen que soy egoísta por querer irme tan pronto pero más egoístas son ellos por obligarme a quedarme, ¿No? Al fin y al cabo, toda la vida es sueño y los sueños, sueños son… Pero de este no parezco despertar, los gritos son ahogados cada vez, una tras otra…
Veinte años deberían bastar para pensar en cambiar lo kamikaze y masoquista por suicida. Solo busco cambiar el ruido por silencio, como el día en que Nietzsche lloró.
Y pensar que esta maldición es mi mayor fortaleza.
Los malditos no tememos a la muerte, poseemos un nivel de abstracción y profundidad excepcionales, una sensibilidad artística única.
Nietzsche dijo una vez “Lo que no te mata te hace más fuerte” y nada más allá soy tan fuerte que noto el dolor ajeno como propio (Es parte de la maldición)

Si ya estamos en el fondo del pozo nada de lo que venga puede empeorarlo. Pero efectivamente siempre hay algo más abajo.

¿Quiénes somos? Matadme.
Pidría morir ahora.
Podría ser gris, 
ser humo,
ser nada, 
ser nadie, 
ser fantásticamente tú.