jueves, 3 de septiembre de 2015

Es más, mucho más que sexo y caricias. Es literatura, poemas, café.

Sucia, sucia pecadora.
¿Qué asquerosas ideas guardas en tu cabeza?
¿Qué dijiste que los hiciste enfadar?
¿Qué hiciste que ellos consideraron incorrecto?
¿Intentabas cumplir tus sueños? ¿O perseguías al amor?
Ah, querida pecadora, a veces los anhelos se ven cohibidos por la sociedad.

Soy pecadora porque no encajo en su molde, porque mis pensamientos no son arcaicos como los suyos, porque mi cuerpo me impide vivir como ellos viven.
¿Y qué si no me gusta que un hombre pague por mis cosas?
¿Y qué si soy ambiciosa?
¿Y qué si no quiero tener hijos o casarme?

Soy pecadora porque defiendo tabúes, porque lucho contra la intolerancia, porque no callo mi opinión, porque soy muy pequeña para hablar-
¿Y qué si me siento oprimida?
¿Y qué si estoy en desacuerdo con sus ideas?
¿Y qué si quiero gritarlo?

Soy pecadora porque soy atrevida, porque no necesito un hombre para estar bien, porque prefiero quedarme en casa, porque no acepto sus regaños.
¿Y qué si no quiero tener novio?
¿Y qué si sí quiero?
¿Y qué si quiero otra cosa?

Soy pecadora porque no voy a sus iglesias, porque creo en un Dios que no tiene religión, porque no leo sus biblias.
¿Y qué si tengo otra idea de Dios?
¿Y qué si tengo mis propias creencias?
¿Y qué si no quiero decirles porqué?

Soy pecadora porque mis palabras corren muy rápido, porque no puedo guardarme mis sentimientos, porque intento encajar o no quiero encajar, porque hablo o porque no hablo, porque pienso o porque no pienso, porque digo sí, o no, o no respondo.

¿Soy pecadora por ser quien soy?

Prefiero morir en el infierno, entonces, que dejar de ser una pecadora.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Fate love the fearless.

No elegí enamorarme de ti, ni tampoco sentirme la chica más feliz del universo simplemente porque existes. Tampoco elegí el día, ni el mes en el que apareciste. No elegí ni siquiera pensar en ti cada instante. Tampoco elegí tu risa, ni que me mires así, con esos ojos que me lo dan todo.
No he elegido que se me revuelva el estómago cada vez que hablan de ti, ni que cada suspiro que doy sea por y para ti. No he elegido tampoco los cabreos, los abrazos, ni los besos, ni desear besarte cada segundo de mi vida. No he elegido necesitar tus abrazos, ni echar de menos tus locuras y cada momento contigo. Pero también quiero que sepas algo, si pudiese haberlo elegido, te hubiese elegido a ti, que no te quepa la menor duda...